viernes, 10 de septiembre de 2010

Marea de Nudos, tapices contemporáneos del Taller Mexicano de gobelinos.

Marea de nudos
Tapices contemporáneos del Taller Mexicano de Gobelinos

Matthew Antezzo , Artemio, Marco Arce, Greg Colson, George Condo, Rachel Feinstein, Jason Fox, Francesco Clemente,  Mathias Goeritz, Daniel Guzmán, Christian Jankowski, Karen Kilimnik , Gabriel Kuri, Gonzalo Lebrija, Magali Lara, Fernando Palomar, Jorge Pardo, Ray Smith, David C. Scher, Joaquín Segura, Rufino Tamayo, Germán Venegas y Pae White.

Curador: Carlos Ashida

Del 22 de julio al 26 de septiembre de 2010.


Planta, baja, alta y sala blanco y negro
Galería Jesús Gallardo
Pedro Moreno 202. esquina hermanos Aldama
León, Guanajuato
México.










LENTA  MAREA  DE NUDOS

Antes, muchísimo antes, del arribo de la reproducción mecánica de la obra de arte de la que habla Walter Benjamin, los tapices gozaron de una amplia popularidad en la Edad Media, época con la cual imaginariamente los asociamos casi de manera automática. Sus atributos eran también simples: la funcionalidad, su carácter móvil y su encanto decorativo. En esta época convulsa y no precisamente cómoda, los propietarios (señores feudales y miembros de la alta clerecía), los usaron como excelsos medios estéticos y como infames instrumentos calefactores. Tanto en una como en otra utilidad, eran signos evidentes de estatus con variadas e innegables ventajas: podían enrollarlos, trasladarlos, regalarlos, exhibirlos, atesorarlos, ocultarlos si convenía, o copiarlos para regalo como muestra de su poder económico, sofisticación o buen gusto.

Tejer es un acto laborioso y perseverante: sus resultados requieren de una aptitud para planear y de la paciencia necesaria para seguir un trabajo que sólo podrá observarse por partes y a largo plazo; se requiere, asimismo, de experiencia, destreza manual, una habilidad probada para reproducir las formas y los matices de los colores, una acusada conciencia del lento proceso y un compromiso con la perfección. Estamos hablando también de una práctica de traslación, en la que una imagen original realizada en un determinado formato (un cartón ex profeso, un grabado, un cuadro, incluso una fotografía) es traslada a otro, el cual tiene su propia textura, materialidad y requerimientos.

Para entender el papel del TMG en México hay que resaltar que las únicas iniciativas registradas en el país en materia de tapices surgieron, coincidentemente, aunque de manera impremeditada, en la década de los sesenta. 

Hacia 1962, Pedro Preux, artista francés, luego nacionalizado mexicano, había montado un taller de tapiz en la Escuela de Diseño y Artesanías. Posteriormente, con el apoyo del Instituto Nacional de Bellas Artes, fundó el Taller Nacional de Tapiz en el antiguo convento de la Merced. Preux, discípulo de Jean Lurçat, otro ilustre artista tapicero galo, desarrolló un proyecto primordialmente educativo, cuyo propósito principal era la enseñanza y difusión de esta habilidad. Del segundo proyecto textil tenemos noticias más vagas. Se ubicó en la localidad de Xonacatlán, en el estado de México, con el apoyo del gobierno de Carlos Hank González, también con la intención de formar artistas tejedores pero ampliando su influencia al servicio de otros artistas plásticos. Ambas iniciativas tuvieron corta existencia.

El antecedente inmediato del Taller Mexicano de Gobelinos (TMG) fue el local fundado por el artista y maestro tapicero austriaco Fritz Riedl, quien llegó a radicar a Guadalajara en 1968. Durante casi una década, Riedl trabajó intensamente en su obra personal trasladando a gobelinos diseños de su propia creación, adiestrando a algunos jóvenes artesanos en la técnica textil y realizando tapices de importantes artistas europeos y mexicanos como Friedensreich Hundertwasser, Marc Chagal, Carlos Orozco Romero, Francisco Moreno Capdevila, y Francisco Icaza.

A la sazón, el taller de Gobelinos Riedl había ganado ya prestigio internacional, al realizar importantes comisiones para la Organización de las Naciones Unidad y la Organización de Estados Americanos, en Nueva York; la Organización Mundial de la Salud en Génova y la Universidad de Harvard.

Sin embargo, en 1976, Riedl tuvo que regresar a Europa a dirigir el Centro Nacional Austriaco de Textiles. Con su ausencia, el taller de Riedl no muere, pero entra en un proceso de desintegración cuyo punto crítico se ubica en 1984, cuando la mayoría de los tejedores se encuentran en trance de abandonarlo para emplearse en otras labores.

En estas circunstancias nace el actual Taller Mexicano de Gobelinos, que asume el compromiso evitar su desaparición, de rescatar la experiencia de los tejedores, de conseguir nuevas comisiones, y de relanzar esta incipiente tradición a través de estrategias comerciales y artísticas nuevas y más ambiciosas. De este modo, el TMG impulsó un plan de trabajo más agresivo y directo invitando a grandes artistas a participar en la traducción de sus obras al tapiz. De este modo, con la concurrencia y buena voluntad de creadores como Gunther Gerszo, Juan Soriano, Mathias Goeritz, Francesco Clemente, Fernando de Zsyslo y, sobre todo, con el apoyo entusiasta de Rufino Tamayo, se lograron establecer las condiciones necesarias para que el taller tomara un nuevo arraigo en Guadalajara. Actualmente, la lista de autores que han prestado sus obras para ser interpretadas en tapiz incluye también a artistas como Ismael Vargas, Germán Venegas, Miguel Castro Leñero, Sandro Chia, Ray Smith, George Condo, Terry Winters, David Salle y Jennifer Bartlett, entre otros.

Con estos antecedentes, una cuestión que salta en la vista es preguntarse las razones por las cuales el TMG ha sobrevivido a estas vicisitudes y ha mantenido vigente esta práctica textil en nuestro país, a pesar de que sus antecesores han desaparecido.

Una primera respuesta se debe sin duda a que el TMG ha conservado y profundizado un sentido artístico sólido en la selección de los artistas a los cuales ha invitado a participar en esta aventura, criterio estético ciertamente presente en mayor o menor medida en sus antecesores, pero que en el caso del TMG ha evolucionado con el paso del tiempo de acuerdo con el desarrollo de las tendencias artísticas.

Una segunda razón debe relacionarse necesariamente con el despliegue paralelo de una lógica financiera que debe lidiar de manera novedosa con dos compromisos contradictorios: por una parte, el sostenimiento económico de una técnica inherentemente costosa (por laboriosa, lenta y cara); y por la otra, la dirección de un programa artístico, que ha buscado vincularse con artistas de prestigio, pertenecientes al mainstream, que tienen altos niveles de cotización en el mercado, invitándolos e interesándolos para ensayar con este medio.

Si lo contrastamos con sus centenarios pares europeos, el Taller Mexicano de Gobelinos tiene aún una breve biografía. Desde su fundación, el taller ha dependido de la buena voluntad, el afecto y la simpatía de artistas y coleccionistas, pero también ha sabido desplegar tres rasgos que han asegurado su existencia: una alta calidad en la ejecución técnica; un instinto financiero realista pero con frecuencia riesgoso; y una rigurosa dirección artística. Esta combinación de elementos le ha permitido sobrevivir en la excéntrica y muchas veces marginal historia del arte contemporáneo tapatío y descollar en no pocas ocasiones más allá de nuestras fronteras como una empresa artística y cultural sui generis.

Baudelio Lara





VISTAS GENERALES DE LA EXPOSICIÓN.




















































SÍNTESIS BIOGRÁFICAS DE LOS ARTISTAS DE LA EXPOSICIÓN


Matthew Antezzo
(Estados Unidos, 1962)


En sus pinturas y dibujos, Matthew Antezzo se refiere a imágenes preexistentes tomadas de revistas, foto documentales y mas recientemente, del Internet. Utiliza libros de arte y de historia cinematográfica así como de periódicos y revisiones de la presencia occidental en el pasado.
Los retratos que escoge muestran a menudo personalidades famosas, célebres artistas conceptuales, retratos de científicos de innovadores técnicas o stills de películas muy onocidas.
Escogiendo y volviendo a pintar estos retratos especiales, recrea unilateralmente su propio cosmos de la memoria cultural. Por otro lado, utiliza imágenes publicadas varias veces y en diversos medios, insinúa el sugestivo poder de los medios de comunicación. Al mismo tiempo, expande el campo de la pintura al mundo de la técnica y de los medios de comunicación, desafiando así su posición actual con respecto a su autonomía y legitimación.




Artemio
(México D.F 1976)


Artemio  Se llama a sí mismo "el Rolls Royce" del arte contemporáneo mexicano y se precia de haber sido parte de una generación del arte de su país que rompió con la academia, con el muralismo, con la pintura. En la década de los noventa fue uno de los fundadores de La Panadería, un espacio alternativo al circuito de galerías y museos. Todo en su obra gira en torno a hacer reflexionar sobre los discursos. Qué decir y cómo decirlo es lo que más le importa. Sabe del poder de los contenidos, de lo vacíos que a veces resultan, de lo fácil que es armar peroratas sin sentido pero con seguidores. En este orden de ideas, alguna vez escribió una revista de arte con jerga incomprensible y con la prepotencia del 'creador', la cual hizo llegar a diversas personalidades felicitándolas por haber sido elegidas para recibirla. También, junto con otros, armó un equipo de 'especialistas' para dictar conferencias gratuitas donde se disfrazaban de filósofos, politólogos o lo que fuera.
"El mundo del arte nos empezó a prestar atención y la cultura oficial le abrió espacio al performance", cuenta el artista. Pero como aquella asimilación resultaba ajena a su propósito, con su grupo de amigos fundó la Organización Reivindicadora del Canon Ortodoxo, ORCO. 




 Marco Arce
(Ciudad de México 1968).


En un juego inteligente en el que se apropia de obras y figuras emblemáticas de la historia del arte y hace uso del repertorio de imágenes reconocibles contemporáneas, Marco Arce ha venido cuestionando la estructura establecida en torno a los postulados del arte, la construcción y consumo de la imagen desde la pintura, sin olvidar a ésta como fin en si misma.
Arce recontextualiza, yuxtapone y recicla imágenes en series que cuentan e ironizan historias reinterpretadas, fragmentadas, inacabadas. En ellas cobran carácter pictórico otras manifestaciones artísticas devolviendo a la pintura el peso que le había sido arrebatado.
La obra y proceso creativo de este artista registran y asocian los oscuros dilemas y las orgullosas banderas de una generación de artistas en extremos paradójicos y herméticos.




Greg Colson
(Estados Unidos, 1956


Los dibujos y pinturas de Greg Colson se generan a partir de campos semánticos en donde numerosos objetos se organizan en forma de gráficas circulares que permiten identificar una correspondencia con determinados temas de la cultura popular norteamericana ligados a una estética muy cercana a la ilustracón publicitaria de los años 50.
Colson describe en sus piezas, una serie de sintéticos mapas de ciudades no identificadas, en donde las líneas actúan como puentes que describen rutas y trayectorias en calles y lugares imaginarios que se recorren visualmente de un extremo a otro del papel. La utilización de recursos arquitectónicos funcionan como un pretexto para estimular la construcción de mapas mentales.


George Condo
(Estado Unidos 1957)


Desde su presentación en Nueva York en 1983 con una exhibición individual en la Bárbara Gladston gallery, Condo ha desarrollado a través de los últimos años una exploración por el reino del retrato, en una muy personal y definitiva forma.
Empezando a inicios de los ochenta con sus pinturas de payaso, la investigación de Condo en este genero, reflejó un enfoque poco convencional sobre el retratismo basado en la imaginación y la memoria como oposición al de la apropiación y búsqueda de la fuente material. El retrato imaginario, llegó a ser a los ojos de Condo, un trampolín para el desarrollo de un idioma enteramente nuevo del retrato. Utilizando simultáneamente las técnicas tradicionales del óleo, Condo saturó sus sujetos de una complejidad psicológica extraordinaria en este campo.




Francesco Clemente
(Nápoles Italia 1952)


Después de un temprano acercamiento académico al estudio de las literatura y las lenguas clásicas, Se matricula como estudiante de arquitectura en la Universidad de Roma en 1970.
A lo largo de los años setenta expuso sus dibujos, fotografías manipuladas y sus trabajos conceptuales alrededor de Europa.Desde 1973 trabaja de manera frecuente en la India, en 1981 Clemente cambia su lugar de residencia y trabajo a la ciudad de Nueva York donde hasta la fecha vive. En varios de sus piezas ha incorporado el trabajo de artesanos  y del mismo modo llevó a cabo trabajos en colaboración con aristas como Jean-Michel Basquiat y Andy Warhol, entre otros.De la misma manera a publicado una serie de textos en colaboración con John Wieners, Allen Ginsberg, Robert Creeley, y Rene Ricard.



Rachel Feinstein
(Defiance Arizona, 1971)







Es el inconfundible rostro etéreo en las pinturas de su marido John Currin, pero sin olvidar que es una artista y gran escultora por derecho propio. Una persona intensa, tiene ojos que ven todo con sentido del humor, es una artista que tiene la clase de obsesión por los detalles que muchas veces llega con altos grados de ansiedad clínica. Su alegría es la pintura, hablando de pintura o pensando en la pintura es capaz de hablar durante diez minutos sobre una sola pincelada en una de sus imágenes, una pincelada única que todavía le interesa y todavía le hacen feliz.




Jason Fox
(Estados Unidos 1964)


Utilizando la pintura como un trampolín a la ficción y la crítica, las telas de Jason fox hospedan personajes de ficción; cada uno de manera monstruosamente cómica en su deformación de estereotipos sociales. Su trabajo puede describirse como “ retratos de seres atrapados dentro de un gran, poderoso, estúpido, chistoso, loco, violento, ignorante y peligrosamente de cabeza espejo” Fox igualmente dibuja a partir de la historia del arte, de la caricatura, y de las películas de culto, para provocar una subversión extrema de la cultura popular. Trayendo a cuento problemáticas raciales, de genero, de clase, y políticas, el comentario satírico de Fox es subrayado por una destreza magistral de la cita y la técnica.
Las criaturas y los seres en  las pinturas de Jason Fox están tan fuera de contexto que parecieran haber sido imaginados  por alguien de otro planeta. Fox nos regala golems con bigotes de Hitler, hombres orangután con payasos afro, y almas dementes en overoles lanzándose contra vallas de tela metálica y o mirándonos por detrás de las rejas de prisión y alcantarillas.
El trabajo de Fox es personal y político. La valla de tela metálica y los overoles nos recuerdan a los prisioneros de Guantánamo; las miradas fijas de sus hombres mono recuerdan un cierto líder Americano Chimpancé-encarado. Más de estas pinturas sobrepasan una lectura en el tiempo y espacio determinados.



Mathias Goeritz
(Dazing Alemania 1915 – Ciudad e México 1990)





Después de un temprano estudio y acercamiento académico al estudio de las literatura y las lenguas clásicas, Se matricula como estudiante de arquitectura en la Universidad de Roma en 1970.
A lo largo de los años setenta expuso sus dibujos, fotografías manipuladas y sus trabajos conceptuales alrededor de Europa.Desde 1973 trabaja de manera frecuente en la India, en 1981 Clemente cambia su lugar de residencia y trabajo a la ciudad de Nueva York donde hasta la fecha vive. En varios de sus piezas ha incorporado el trabajo de artesanos  y del mismo modo llevó a cabo trabajos en colaboración con aristas como Jean-Michel Basquiat y Andy Warhol, entre otros.De la misma manera a publicado una serie de textos en colaboración con John Wieners, Allen Ginsberg, Robert Creeley, y Rene Ricard.




Daniel Guzmán
(Ciudad de México 1964)


Desde chico a Guzmán le gustó mucho el cine, leer y copiar, sobre todo, portadas de discos de música de rocanrol. Llegado el momento de eligir una carrera, sus aficiones lo llevaron a inscribirse en diseño gráfico de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Casi de inmediato se cambió a la de artes visuales, donde tuvo maestros como Gilberto Aceves Navarro y Miguel Angel Alamilla.
Le tocó todavía la "suerte" de vivir la experiencia de trabajar dos años en el taller de dibujo de Aceves Navarro, donde se sintió más a gusto con ese género que con la pintura. En la escuela conoció a compañeros como Abraham Cruzvillegas, Damián Ortega, Eduardo Abaroa y Sofía Taboas, con quienes formó el grupo Temístocles 44, a principios de los 90. Carlos Ashida y Patrick Charpenel lo incluyeron en 1995, en la exposición Acné, en el Museo de Arte Moderno. Hace unos años, Gabriel Orozco lo invitó a participar en una colectiva que curó para la Bienal de Venecia.
Respecto al camino que ha tomado su trabajo, Guzmán destaca el cruce entre esta parte de la cultura que le tocó vivir de pequeño. En eso fue fundamental su encuentro con Cruzvillegas porque fue como una manera de recuperar ese pasado que uno deja siempre cuando empieza a estudiar y conocer cosas más cercanas al arte: "Lo que hice con Abraham fue entrar a una especie de revisión de mi pasado personal, todo ese encuentro con la música, el cómic mexicano. Fue ver donde había estado viviendo o degustando ciertas cosas y reincorporarlas al trabajo. Y toda esta influencia también estaba mucho más marcada cerca del entorno de la violencia, lo sexual".



Christian Jankowski:
(Göttingen, Alemania 1968) 


Christian Jankowski es uno de los artistas jóvenes más importantes de Alemania, su trabajo ha sido expuesto en varias de las más prestigiosas instituciones de arte contemporáneo del mundo como el Whitney Museum of American  Art; la 48 Bienal de Venecia el Instituto suizo en Nueva York; y la Serpentine Gallery de Londres.
Jankowski realiza su trabajo a menudo a partir de colaboraciones con personas ajenas al mundo del arte como niños, magos, funcionarios de aduana, músicos populares, artistas, terapeutas, psíquicos, y teólogos, otorgándoles responsabilidad creativa a sus colaboradores, en tanto los involucra en eventos sorpresivos  y sutiles pero comprometedores – con un gran sentido del humor-. En su trabajo explora las relaciones entre ficción , realidad,  arte y cultura popular.




Karen Kilimnik
( Estados Unidos 1955)


Las pinturas de la artista estadounidense Karen Kilimnik recuerdan el trabajo de pintores de los siglos XVI al XX. Su puesta en escena está inspirada por los espacios específicos en hogares majestuosos, el caballo que cabalga, la arquitectura Tudor y las ciencias ocultas. Su trabajo es inspirado por cuentos de hadas, misterios, Ibros, shows televisivos, ballet… Crea sus personajes como un dramaturgo, un retrato, un paisaje, una pintura encontrada, son imágenes que toma prestadas y reinventa en su mundo.
Los trabajos de KIimnik mezclan lo contemporáneo y lo histórico. La artista cita a rtistas como a los pntores ingleses Henry Raeburn y george Stubbs así como al pintor rococó Francés jean Baptiste Oudry como influencias significativas. Las pinturas de Kilimnik son de pequeño formato, íntimas obras que dibujan los intereses de la artista en todo, desde misterios y cuentos de hadas, la ópera y el ballet, a íconos culturales y la historia del arte.




Gabriel Kuri
(Cudad de México 1970)

Como una cartografía práctica, sutil e impasible de la realidad atemporal que compone toda la economía, con el trueque y tráfico de mercancías “cosas esencialmente inútiles”, Gabriel Kuri une el arte con el comercio. Sus imágenes muestran las secuencia de apuntes, obras en proceso, reproducciones de piezas y montajes, con materiales tan cotidianos como tickets de consumo, volantes, couchers, cupones de descuento o bolsas de plástico.



Gonzalo Lebrija
(Ciudad de México, 1972)



Las obras de Gonzalo Lebrija poseen siempre cierto carácter de representación teatral. Sus fotografías son el resultado de acciones que involucran, de manera real o simulada, la noción de lo épico- o al menos, de la aventura y el arrojo. Elelegante y sobrio manejo formal de sus imágenes disimula la fuerte carga emocional que la impregna. Los acabados tersos y lustrosos, las composisicones sintéticas y rigurosamente equilibradas, imprimen a sus fotografías una suerte de displicente distancia, como l que es propia de un dandy que no se permite ningún tipo de concesión sentimental. Con todo, bajo esta superficie, corre impetuosa la afirmación de que aún es posible emprender acciones de desafiante individualidad como las que alguna vez, en el pasado mítico, realizaron seres que dejaron marca en el tiempo.



Magali Lara
(ciudad de México 1956)

Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, mejor conocida como San Carlos. En 1977 tuvo su primera exposición individual en la misma escuela con el título de Tijeras que consistía en diez dibujos con textos a manera de historietas y un libro de artista.



Trabajó en el Grupo Março y colaboró con el No-Grupo en los años setentas. Son conocidos su interés por los libros de artista y que el artista pueda dar “su versión de los hechos” frente a los curadores y trabajar en colaboración con otros artistas. En 1981 fue curadora junto con Emma Cecilia García y Gilda Castillo de la primera exposición de mujeres artistas contemporáneas mexicanas que viajó al Künstlerhaus Bethanien en Berlín Occidental. Organizó varias muestras de libros de artistas para Estados Unidos y Brasil. Durante los ochenta publicó poemas visuales en varias revistas especializadas y comenzó a pintar y a hacer grabado apartándose de los grupos y comenzando una investigación más personal. En 1999 ganó la beca para una residencia en el Banff Center en Canadá.




Es maestra en la Facultad de Artes Visuales de la UAEM Morelos y junto con Gerardo Suter coordinó el eje básico del nuevo programa de estudios de esa institución en 2007.
Tiene la beca del Sistema Nacional de Creadores para trabajar junto con Luis Ordoñez y Ana Lara ,en varias animaciones. Presentó GLACIARES, como resultado de este proyecto en la Sala de Arte Público Siqueiros en 2009.



Fernando Palomar
(Guadalajara, Jalisco. 1967)


Renuente a dar explicaciones y reacio a intelectualizar, las elecciones temáticas y formales de Palomar son directas e intuitivas, sin el proceso de derivación lógica propio del silogismo, guiadas por la misma fascinación que causa a un niño cierto tipo de estímulos visuales primarios.
Al mismo tiempo, extrañamente, sus obras están imbuidas de un dejod e superioridad, de una actitud de ascendencia en el doble sentido de influencia y linaje. Esta tensión estética se repite a lo largo de su cuerpo de obra. Pareciera que el artista profiere el discurso de un rebelde que , sin renegar a su conición social, en cierta forma se ve en la necesidad de  condescender, aunque manteniendo los límites que le  dan sentido, un sujeto que hace suyos los símbolos de excelencia o autoridad pero que, al mismo tiempo cede a la tentación de utilizar expresiones de la cultura popular.



Jorge Pardo
(La habana, Cuba. 1963)



Conocido por las intervenciones espaciales en centros de arte, como la que realizó en la planta baja del Dia Center de Nueva York, o también por sus objetos de diseño artístico -lámparas, papeles pintados, mesas, otomanes etc., Jorge Pardo es un artista clave de la presente generación de los artistas que están siempre en los límites de la arquitectura, el diseño interior y el arte. Los elementos arquitectónicos tales como paredes, sitios para sentarse, la iluminación y las soluciones de movilidad, se combinan con elementos ‘artísticos’ como murales, cristal de colores y esculturas para crear espacios habitables y elegantes. Combina la estética modernista y el dogma “la forma sigue a la función”, con gran sensibilidad en lo que se refiere al color, a los materiales y a las texturas, creandoesculturas aerodinámicas y ambientes construidos que evidencian su marca personal.
Nacido en La Habana y establecido en California, Pardo ha sido a menudo requerido para “curar” espacios poco confortables creados por el hecho de intervenir aquello que nos rodea. El artista observa cuidadosamente los espacios no utilizados aportando soluciones arquitectónicas sutiles pero muy eficientes. Por ejemplo, fue invitado para ofrecer una renovación estética y utilitaria del vestíbulo, la librería y la galería de la primera planta del Dia Centre de Nueva York. Allí, Pardo creó un diseño exuberante para los casi 900m2 de vestíbulo y el espacio de la primera planta, reconsiderando la experiencia del público al facilitar la circulación e incrementar el confort del visitante. Otorgó a esta planta baja, luz natural y refractada mediante tejas cerámicas, en una vivificante combinación cromática de azules cielo, amarillos mostaza y varios tonos de verdes.
Sus obras se suelen exhibirse, sin embargo, en entornos igualmente mínimos, los famosos white cubes (cubos blancos), que es la estética arquitectónica que domina en la mayoría de galerías y museos de arte contemporáneo. La opción de Pardo rompe con esta visión en un intento de averiguar hasta qué punto estas obras se pueden leer en otros contextos, al plantear una nueva mirada más actual de las mismas desde la estética de hoy, cuestionando el hecho de que se dé que el arte contemporáneo tiene que colocarse en estas cajas blancas.





Ray Smith
(Brownsville, Texas, 1959)










El artista tejano-mexicano Ray Smith, afincado en New York, experimenta una oscilación formalista y juguetona donde retoma las veleidades de la velocidad y la gracia del sentido del humor para desvelar su maestría; así como recurre a una mitología personal que ha ido engrandeciendo a partir de la recuperación de un imaginario teatral, narrativa y circense, donde lo doméstico es violentado por la fantasía heroica, y ésta es violentada por la impronta del deseo, el erotismo, el frenesí de la belleza atacada por el grotesco gesto de la fealdad, como burla evidente del tiránico canon occidental.
Reinventándose una vez más, Ray Smith aboga por la crueldad de la verdad antes que por la falacia del engaño fascinante, un Ray Smith, que en plena decadencia de un tiempo de crisis generalizada de valores (ético-estéticos y financieros) opta por develar sus “malos sueños”, sus utopías frustradas, desmontando el concepto de “sueño” (americano… o no) como “ideal paradigmático del ser”, porque sus “buenos sueños”, sólo son suyos; y nunca sabremos cómo arrebatárselos”


David C. Scher
(Estados Unidos 1952)


Artista polifacético e impredecible, practica indistintamente el dibujo, la música, el diseño, la caricatura, la escultura, la fotografía, la curaduría y el cortometraje.
En sus piezas hay una multiplicidad de ideas y fantasías, dibujadas con temáticas domésticas, la historia del arte o la condición humana, Scher es capaz de trasgredir con humor ácido las convenciones de los caricaturesco y los artístico así como de los sacralizados estilos pictóricos.




Joaquín Segura
(Ciudad de México, 1980)


Su trabajo gira alrededor de temas específicos: la violencia como motivo omnipresente en la vida contemporánea, la crisis de las instituciones y la posibilidad de la provocación. Trata sobre la necesidad de cuestionar las restricciones éticas, existentes e inexistentes, de la práctica artística, ensanchando los límites de lo que se puede hacer en nombre del arte.
Cree totalmente en el ataque y la confrontación directa con las referencias establecidas son los recursos mas significativos para subertir y dar sentido a la práctica contemporánea, de otro modo perdida o enturbiada entre la especulación financiera, las líneas discursivas sobreexplotadas y otros problemas característicos del arte actual.
Incorpora deliberadamente el escándalo en su trabajo, considerando estas situaciones como instrumentos vitales a cualquiere estrategia de irrupción. La mayor parte de su trabajo confía directamente en el contexto de su hacer y en el impacto que puede tener en ello.



Rufino Tamayo
(Oaxaca, Oaxaca 1899 – Ciudad de México 1991)


Es uno de los grandes maestros de la pintura mexicana y universal del siglo XX. Nació en  Oaxaca en 1899 y vivió en la Ciudad de México, Nueva York y París. Su amplia obra ha destacado por un extraordinario manejo del color y por la vibración de la luz.  Los temas  recurrentes en su trabajo plástico son la preocupación cósmica y el destino humano. Ha influido notablemente en muchos artistas de distintas latitudes a través de la creación de un trabajo que combina con excesiva creatividad profundas raíces étnicas de México con las tendencias más modernas de la plástica.  Su legado artístico abarca murales, pintura de caballete, vitrales y obra gráfica.  Murió a los 92 años y en la Ciudad de México hay un museo que lleva su nombre. 




Germán Venegas
(La Magdalena Tlatlauquitepec, Puebla 1959)

La cultura popular  fue uno de los principales temas tratados por germán Venegas en la década de los ochenta, sus figuras talladas en madera eran quemadas y tapizadas de pelo humano creando abigarradas composiciones antropomórficas, en su pintura era reconocible la innegable influencia de las máscaras, ofrendas, colores y figuras populares.
E su producción reciente Venegas ha tomado el orientalismo como una manera de establecer puentes estéticos con su trabajo artístico, logrando piezas de asombrosa belleza formal llenas de mistisismo. La utilización de papeles y tintas le otorgan un grado de perfección técnica a sus dibujos debido en gran parte a la rapidez con la que soluciona las superficies tratadas, su trabajo se ha vuelto os}bsesivo hasta la compulsión.



Pae White
(Pasadena California USA  1963)


El trabajo de Pae White se encuentra en el cruce de caminos entre el diseño y la arquitectura, explorando las posibilidades visuales de la forma, el color y el espacio. En sus piezas la artista abarca un amplio espectro de objetos.En algunas ocasiones a los espectadores les cuesta trabajo involucrarse  en el discurso de la arista debido a la sutileza y sobriedad de sus propuestas artísticas.

Pae White es una  de las artistas norteamericanas  que participan del diálogo internacional sobre la función del diseño en nuestros días, aportando con sus obras significativos puntos de vista en torno a la incorporación cada vez más frecuente de esta disciplina en el mundo del arte. En su trabajo podemos encontrar delicados aviarios móviles, fondos de plexiglas de intensos colores, tapices de gran formatos hechos a mano,  ríos de piezas de vidrio de sus numerosos catálogos, anuncios en portadas de revistas.  Su trabajo desafía al mundo del arte utilizando justamente el lenguaje de la publicidad, el diseño industrial y gráfico.















Queremos agradecer la generosa colaboración de:

Taller Mexicano de Gobelinos
Arena México, arte contemporáneo
Fundación Televisa
Colección Alma Colectiva
Aurelio y Pepis López  Rocha
Mauricio Maillé
René Castellano
Ernesto Green
 Magali Lara
Jaime Ashida
Mónica Ashida
Renata Trejo.

Textos
Baudilio Lara
Leonardo Ramírez,
Mónica Ashida
 Carlos Ashida
Irazú Páramo.

Curador
Carlos Ashida

Municipio de la Ciudad de León, Guanajuato

Instituto Cultural de León