José Luis Pescador
María Antonia Oliva
Oscar Rafael Soto
Assaf Rafael Farfán
Del 15 de enero al 8 de marzo
En este segundo Salón de becarios del Instituto Cultural de León de apoyo a la producción y difusión artística de proyectos en pequeño formato, se presenta el trabajo que Cuatro creadores locales han desarrollado durante el 2008.
Los proyectos que presentamos en este segundo salón son:
Omnivoro, de Oscar Rafael Soto, Estas ruinas que ves. Adaptación al comic de la novela de Jorge Ibargüengoitia por José Luis Pescador, Camino de migajas. dibujos de María Antonia Oliva y SIDIM esculturas en sal de Assaf Rafael Farfán.
Cada uno de estos proyectos fue tutoreado por el Maestro Randy Walz.
Omnívoro
Omnívoro: proviene de los vocablos latinos omni (todo) y vorare (devorar).
A partir de esta palabra que le da nombre al proyecto, reflexiono en torno a los hábitos del consumo contemporáneo. El eje argumental y temático de este trabajo se desarrolla en base a lo que veo y vivo de manera cotidiana. Me interesan las transformaciones y manipulaciones de los productos cárnicos que consumimos, la manera en la que nos los presentan en el supermercado, quitándole cualquier alusión a un animal vivo. Lo neutralizan para regresárnoslo “ascéptico”.
En estas piezas me valgo de el recurso visual de la analogía x asociación, (es decir, si se pone la imagen de un cerdo, por si misma solo es descriptiva no dice mas, pero si al lado se pone un carnicero obeso, se activa otra lectura ) la obra produce otro mensaje “dime que comes y te diré que eres”.
En las piezas que presento se generan distintos niveles de percepciones y asociaciones que evocan el consumo, pero que también aluden a la violencia y a la proliferación de una imagen cosificada del ser humano. La factura de las piezas –Sólo utilizo tinta negra- permite la estandarización de la imagen y la colocación lineal me permite fabricar una especie de story board absurdo.
Camino de migajas.
dibujos de María Olivares Alfaro
Camino de moronas
Hansel y Gretel reloaded.
Después de leerlo varias veces y en distintos momentos de mi vida, elegí tomar como punto de partida el cuento Hansel y Gretel de la autoría de los Hermanos Grimm, creo que la historia además de contar con un alto grado de fantasía, refleja alguno de los miedos que no necesariamente dejan de existir al crecer o ser adulto, como puede ser el encontrarse abandonado y perdido, ignorar donde está tu casa (aquella estructura estable que te da seguridad) en contraparte la visión de una casita sumamente tentadora en su envoltura (dulce) pero siniestra por dentro, y encima la frustración de haber tirado migajas de pan con el objetivo de marcar o construir un camino que finalmente es efímero, consumido por las aves.
No creo que éste sea el clásico cuento de hadas a pesar de tener un final feliz (el regreso a casa) lo interpreto más bien como el viaje forzado de dos seres enfrentados a la incertidumbre y desorientación en un entorno amenazante, a pesar de tratarse (contradictoriamente) de un bosque, es decir, la naturaleza per se, ello rompe con el cliché de la felicidad en el aislamiento de la naturaleza.
La situación expuesta en el cuento, considero entonces que exhibe la vulnerabilidad interna y física inherente a nuestra condición humana, éste es un concepto que me gusta explorar constantemente en mi trabajo: la idea de que nada es inmune y todo parece dispuesto a ser transgredido o herido.
El cuento es bastante amplio y no pretendo “ilustrarlo”. Me interesa centrarme en dos imágenes del cuento, las cuales me resultan más inquietantes y sobre las que pienso trabajar en mi discurso y obra:
El Camino de migajas
La visión de la casita de dulce
A continuación explicaré lo que pretendo decir en cada uno:
El camino de migajas
En el cuento, Hansel va tirando migajas en el bosque con la intención de volver reconocible el camino por donde ha transitado, a su vez, es también un intento por ser visualizados (y por consecuencia, rescatados.) Encuentro en este acto muchas similitudes con la creación. En mi caso, lo que genero (imagen bidimensional) es una especie de migaja tirada al mundo (bosque) por donde transito, es un intento de construir mi trayecto, la necesidad de “marcar” a mi manera mi entorno, recuerdo una anécdota que narra Enrique Vila-Matas en uno de sus libros y que creo ilustra bien esto:
“Hace unos años, comenzaron a aparecer unos graffitis misteriosos en los muros de la ciudad nueva de Fez, Marruecos. Se descubrió que los trazaba un vagabundo, un campesino emigrado que no se había integrado en la vida urbana y que para orientarse debía marcar itinerarios de su propio mapa secreto, superponiéndolos a la topografía de la ciudad moderna, que le era extraña y hostil”[1]
Al igual que este personaje -y guardando las debidas distancias- Crear se convierte en una forma de apropiarme del mundo, asirlo un poco, volverlo reconocible a mis ojos. Algo similar a la “Joven Caracol” sobre la que meditaba Bernardo Palissy:”aquella que edificaba su casa y su fortaleza con su propia saliva”[2] es decir, una intimidad trabajada desde dentro y formando además una posible escultura individual, la cual finalmente hago pública, visible -esa fue precisamente una de las intenciones de Hansel al tirar las migajas en el bosque-
Hansel y Gretel confían en este camino fragmentado, que se construye poco a poco y se consume rápido -en las ediciones ilustradas se muestra cómo Hansel arroja la migaja al suelo y enseguida un pájaro la devora- En mi contexto, ese pájaro lo interpreto como el espectador (voluntario o involuntario) ya que una vez que escuchas, ves o lees algo, una vez que lo consumes, ya no eres el mismo. No sólo me refiero a los productos artísticos o destinados al Sistema del Arte, incorporo también lo que se inserta en la vida cotidiana, y que es la mayor fuente de mi trabajo y de donde se nutre gran parte de mi bestiario, especialmente la ilustración, la literatura y sobre todo los cuentos infantiles.
En el cuento, leer e imaginar a Hansel tirando migajas a medida que camina y se pierde entre el bosque resulta la acción más antifuncional, absurda e inocente del mundo; la creación viene a enfrentarse más o menos ante la misma perspectiva. En mi caso, así es y ha sido. Crear, en otros países desarrollados puede resultar lo más normal, pero en México –que entre otras cosas, siempre está en vías de desarrollo- se convierte en un acto ilógico, tal como construir caminos con migajas, con sobras, residuos, cuya existencia física está destinada (indudablemente) a desaparecer, entonces sólo queda -y lo importante tal vez- el acto, el registro, la necesidad de realizarlo.
Por ello este proyecto se titula y el producto será un Camino de Migajas, no lo planteo en el sentido de ser un camino “para llegar a alguna parte”, sino más bien, relacionar esta imagen con la creación o el trabajo que realizo (no sé si artístico) pero que pretende cuestionar la existencia y esencia de ésta acción cuya naturaleza es lo efímero, configurada desde mi experiencia y explorando la analogía entre Imagen y Casita de dulce, algo que explicaré a continuación.
La casita de dulce (Imagen Comestible)
La visión de la casita de dulce es mi pasaje favorito del cuento, y es por el que más recuerdo la historia de estos niños perdidos. Literalmente, esta casita si es un dulce hogar porque tanto texto como imagen coinciden y el producto es una visión fascinante: techos de chocolate, ventanas de caramelo, puertas de turrón (en una exploración de lo kitsch) se trata de las fantasías infantiles potenciadas al máximo, eso sobre todo, una intensificación del deseo.
La casita de dulce es la utopía más hermosa y cercana a mis deseos de niña en aquel entonces. Ahora, planteo y me interesa desarrollar la analogía imagen-casita de dulce, como consumidora y generadora de imágenes no puedo concebirlo de otro modo, sin pretender tampoco hacer una apología en torno a ella. Solamente reflexionar sobre posibles similitudes o relaciones enfocándome únicamente en la imagen bidimensional que es –además- la que suelo trabajar en mi obra, ya que considero es la que supone una mayor ilusión o artificio.
Cuando Hansel y Gretel ven la casita endulzada, lo primero que piensan no es en habitarla, sino en comerla. Algo parecido experimento con la imagen –de ahí la analogía imagen-casa de dulce- identifico en este contexto que prácticas cotidianas como el zoom pueden funcionar como metáforas, de literalmente querer “comer” -acercar- la imagen, consumir todos los pedazos, hasta los más ocultos, aquellos que sólo son espacios vacíos sin píxeles.
En cuanto a lo que seria el placer visual –como lo fue para Hansel y Gretel ver la casita de dulce- es más complejo traducirlo pues aunque evidentemente la pornografía pudiese ser un ejemplo, el placer no sólo va relacionado a la sexualidad, sino también a temas como la comida, la belleza, lo grotesco, etc. Este “engolosinamiento” es bastante amplio, “cabe destacar el hecho de que el control de la t.v. siempre lleva un botón con la palabra mute para eliminar el sonido, mientras que no cuenta con ninguno que suprima la imagen”[3]
Debido a la relación que encuentro entre la imagen y la casita de dulce, planteo el concepto de Imagen Comestible que viene a ser la definición del tipo de imagen que intento realizar y explorar en este proyecto y rescatando sobre todo el aspecto lúdico -tal como en el cuento-. Considero necesario manejar la analogía imagen-casa (que suele ser otra de las constantes en mi trabajo) porque la casa puede significar el hogar, la construcción y el terruño, lo que se habita y lo habita a uno (objetos, muebles, etc.) pero también se asocia a lo oculto, lo secreto, la intimidad más profunda, la concibo como una especie de “contenedor” donde se resguardan las primeras impresiones y emociones, asociadas obviamente a nuestra infancia, algo que en su momento fue explorado por Louise Bourgeois en la serie Femme Maison (Mujer casa) a mediados de los años cuarenta.
En mi caso, no deseo acentuar mi perspectiva “femenina”, sino simplemente hablar sobre las posibles connotaciones de este concepto, la casa como un elemento amenazante o amenazado, y como ya mencioné, reforzar lo oculto, lo ambiguo, lo velado o sutil, concretizar los ruidos que llegan desde otra habitación, una habitación igual de secreta e impenetrable.
Hay una observación que sugiere Michelet y la cual me gusta mucho: la casa construida por el cuerpo, es decir, una intimidad trabajada físicamente y toma como ejemplo al pájaro cuya herramienta es él mismo: “Por dentro, el instrumento que impone al nido la forma circular no es otra cosa que el cuerpo del pájaro. Girando constantemente y abombando los muros por todos lados logra formar ese círculo”[4]
Considero
Dibujar es un juego que nunca termina, tomar el lápiz, afilar punta, rayar, borrar, volver a dibujar sobre los residuos de lo otro, ha sido siempre tan sencillo, sin ningún misterio detrás, dibujo y me remonto a mi niñez, a mis garabatos, a ese primer encuentro de un material que cómo si fuese extensión de mi mano, permaneció registrado en la otra superficie, ignoro cuando sucedió esto pero intento celebrarlo cada vez, reinventarlo de nuevo.
Me interesan las composiciones mínimas y ello es también una postura ante la sobreabundancia icónica, provengo del semidesierto y éste maneja casi todos los valores minimales por excelencia –no por nada Donald Judd creó en el área desértica de Marfa, Texas su laboratorio de experimentación- pero no sólo es por mi educación visual que tiendo a lo mínimo y callado, es también un intento de fragmentar el ruido y escuchar cada sonido –línea- algo similar a lo dicho alguna vez por John Cage: “jamás he escuchado un sonido sin amarlo, el único problema con los sonidos es la música” es decir, cuando algo deviene en algo totalmente acabado u organizado.
María Olivares Alfaro.
[1] Vila Matas, Enrique, Suicidios Ejemplares, Anagrama p. 7
[2] Bachelard, Gastón,
[3] Mirzoeff, Nicholas, Una introducción a
[4] Bachelard, Gastón, La poética del Espacio, p. 135
SIDIM
Esculturas en sal de Assaf Rafael Farfán
“La esposa de Lot desatendiendo el mandato de los Ángeles, miro hacia atrás y se convirtió en un pilar de sal y quedo observando la terrible destrucción de sodoma, gomorra y el resto de las cinco ciudades en el juicio que hizo en ellas”…
Para la realización de las obras que conforman el proyecto SIDIM entreviste y fotografié a cinco personas que padecen alguna enfermedad mental y que difícilmente sobreviven en las calles, hospitales psiquiátricos, la cárcel, etcétera, a las que tomé como modelos. Personajes invisibles en la periferia de la cordura, que plantean un mundo paralelo al real, donde el equilibrio y la razón son puestos en contraposición constantemente, personas que cuentan en su perfil con un factor común, inmutable: El caos sensible.
El resultado final de este proceso de trabajo es una exposición de material documental y cinco bustos de sal montados sobre una base de metal, que combinan un proceso de interacción inmediata con el modelo así como el desarrollo y construcción de una pieza a partir de un material de difícil manipulación .
Las piezas en este sentido son una metáfora contemporánea; de cómo ciertos personajes son confinados por que no encajan por su comportamiento a reglas sociales, son personajes congelados, invisibles, muecas de sal.
Estas ruinas que ves.
Adaptación al cómic de la novela de Jorge Ibargüengoitia
por José Luis Pescador
Éstos motivos que ves.
Hay varios factores que motivaron el haber escogido Estas ruinas que ves para hacer una adaptación al cómic. El primero de ellos es el gusto por la literatura de Jorge Ibargüengoitia de ágil lectura y de una actualidad sin discusión (más aún en estos años que México se prepara a celebrar centenarios y Bicentenarios de historia oficial).
Segundo, la narrativa de este autor es muy visual, un factor que no ha sido pasado por alto por los cineastas Roberto Schnider y Julián Pastor en las películas: dos crímenes, 1995. y Estas ruinas que ves, 1978, respectivamente, y que puede ser altamente aprovechado en el lenguaje del cómic; o dicho de otra forma, es el pretexto ideal para dibujar en cómic, con la exhuberancia necesaria, la barroca e intrincada arquitectura guanajuatense.
Este proyecto sienta precedentes dentro del desarrollo del cómic en nuestro país, por tener referencias concretas a ciudades y tiempos específicos, un aspecto que exploran poco quienes producen cómic en el interior de la república. Sucede algo semejante a lo que ocurre en la producción cinematográfica del país; La mayor parte de las películas se ambientan y transcurren en el Distrito Federal, provocando una especie de miopía chilango-céntrica en detrimento de una visión panorámica que reconozca las diferentes visiones de cada región del país.
El hecho de que Jorge Ibargüengoitia sea uno de los escritores más notables de la literatura mexicana, por si fuera poco guanajuatense (cuevanense), no deja de ser una buena razón para desarrollar un proyecto a partir de su novela éstas ruinas que ves. Contribuyendo a la difusión de su obra en el marco del ochenta aniversario de su nacimiento.
José Luis Pescador
Estos proyectos se realizaron gracias a la becade apoyo a proyectos de pequeño formato del Instituto Cultural de León.
Fotos: Hugo Odón.
3 comentarios:
esta exposición estuvo muy buena sobre todo las Esculturas en sal de Assaf Rafael Farfán
chale!! primazo me vas a colgar pero no fui. me quiero volver chango. ahora si en esta no voy. pago las rondas (ya sabes de que)
vi tus fotos me sorprendes cada vez mas. espero ahora estar en vivo para tener una mejor perspectiva de tus logros :)
chale!! primazo me vas a colgar pero no fui. me quiero volver chango. ahora si en esta no voy. pago las rondas (ya sabes de que)
vi tus fotos me sorprendes cada vez mas. espero ahora estar en vivo para tener una mejor perspectiva de tus logros :)
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