martes, 18 de agosto de 2009

Metrópolis el mito de la gran ciudad

Metrópolis, el mito de la gran ciudad

Planta alta de la Galería Jesús Gallardo

Del 2 de junio al 19 de julio de 2009


Pedro Moreno 202, esquina Hermanos Aldama

Centro

León Guanajuato

México


Curadora: Sylvia Navarrete

Asistimos hoy a un regreso de la pintura a las salas de los museos, tras un periodo de eclipse que respondió a la promoción de lenguajes conceptuales y medios interdisciplinarios que priorizó el cambio de siglo. Esta circunstancia invita a una reflexión crítica acerca de la producción pictórica reciente en México, un balance que hemos enfocado al tema de mayor arrastre, quizá, en nuestro imaginario artístico: el de la ciudad como un formidable caldero de mitologías.

Familiarizados con el paisajismo decimonónico, las alegorías modernistas del muralismo y la retórica disidente del 68, los pintores actuales reciclan el tema de la metrópolis en composiciones que suelen crear dinámicas de inestabilidad, vértigo y transitoriedad. Nuestras vías de socialización en el espacio público se traducen en azarosas combinaciones iconográficas y discursivas: estratos arqueológicos junto a rascacielos; la mancha horizontal y sus gigantescos flujos humanos; las minorías étnicas y sexuales; los resquicios pueblerinos; la vida nocturna; la lucha contra la adversidad, la contaminación ambiental y sonora, son otros tantos motivos colectivos del “chilanguismo” que articulan las metáforas contemporáneas de la identidad, y los valores paradójicos de pertenencia a una ciudad sobrepoblada y en desarrollo caótico.

El “mito de la gran ciudad” es una de las claves del debate posmoderno, que parte de teorías de la arquitectura para abarcar todas las esferas culturales; su planteamiento coincide en México con el parteaguas simbólico del temblor de 1985. En el plano estético, el eclecticismo de estilos, la hibridación de tiempos, la pérdida de la historia y la recuperación de la memoria, surten efectos en la sensibilidad artística y las representaciones de la urbe. ¿Qué queda del sentido de comunidad en la megalópolis? ¿Cómo se resuelve el conflicto individuo-masa? ¿Cuáles son las dimensiones psicosociológicas del individuo en una sociedad pluricultural y pluriétnica, altamente diferenciada y sin embargo interdependiente, y en la que las tensiones de clases rebotan en múltiples contradicciones de orden político, económico y cultural? Es doble la intención de esta exposición, que transita del concepto de ciudad pétrea al de ciudad nómada: además de sumarse a la necesaria revisión historiográfica de un periodo aún poco estudiado (aquel que arranca con el “arte joven” de los años 1980), acota ciertas preocupaciones y estrategias comunes a los artistas del último cuarto de siglo, con el fin de brindar un testimonio acerca del imaginario de nuestra sociedad postindustrial y ultra tecnológica y sus representaciones vigentes.

Sylvia Navarrete




IMÁGENES DE LA EXPOSICIÓN
















Roberto Turnbull

Combo, 1994

Óleo sobre tela, 180 x 200 cm

Col. del artista

“Sol de soles y lunas de la luna,

cielo falaz como falaz mentira,

rueda multicolor de la fortuna

que entre los cohetes de la feria gira.

Fui boy scout en la montaña rusa,

tiré diez tiros en el tiro al blanco

y provoqué la cólera difusa

del proditorio enano del tapanco.

Acérrimo sabor del populacho…

polvo de la barriada… ¿o de la vida?

canción estrafalaria de borracho

que va cantando con el alma herida

un anciano vestido de muchacho

a una lejana novia emputecida.”

Renato Leduc, “En este ensiemplo se habla de gayas romerías ciudadanas y de amargas reminiscencias”, en “Breve glosa al libro de buen amor” (1939), Brindis a la vida, EDAMEX, México, 1996, p. 104











Phil Kelly

La Merced, 2006

Óleo sobre tela, 120 x 100 cm

Col. del artista

“Al caracterizar la Plaza tómense en cuenta entre otros los rasgos siguientes: su notable pasado indígena (el Templo Mayor o Gran Teocalli, el Palacio de Moctezuma II, el Templo del Sol, y el coateplantli); sus vecinos a perpetuidad (el Sagrario Metropolitano, el Palacio Nacional, los dos palacios del Gobierno de la ciudad de México, la Suprema Corte de Justicia; el Monte de Piedad, el Templo Mayor y el único edificio con huéspedes voluntariamente nómadas, el Hotel Majestic); su fiesta de cumpleaños (el 15 de septiembre); sus metamorfosis (arca de las solemnidades, plaza de pueblo grande, lugar típico, reencuentro con los hábitos de provincia).”

Carlos Monsiváis, “El Centro Histórico”, en El Centro Histórico de la Ciudad de México. Imágenes de Francis detto Alÿs, Museu d’Art Contemporani de Barcelona/Turner, Madrid, 2005, p. 39






Agustín Portillo

En la cantina, 1988

Óleo sobre tela, 130 x 160 cm

Col. Eugenio Cortés, cortesía Galería Óscar Román

“(…) todos los muchachos ‘caritas’ se movían con su pareja estrepitosamente, casi simulando un coito, hasta que se paraban de pronto, como si estuvieran en el paroxismo del orgasmo. La música y la manera de bailar encendían la sangre: a media luz, era un espectáculo casi de orgías romanas”.

Elías Nandino, Juntando mis pasos, Editorial Aldus, México, 2000, p. 147












Agustín Castro López

Fantasy-emos, 2008

Mixta sobre tela, 140 x 200 cm

Col. del artista

“(…) ciudad puñado de alcantarillas, ciudad cristal de vahos y escarcha mineral […] ciudad de acantilados carnívoros, ciudad dolor inmóvil, ciudad de la brevedad inmensa, ciudad del sol detenido, ciudad de calcinaciones largas, ciudad a fuego lento, ciudad con el agua al cuello, ciudad del letargo pícaro, ciudad de los nervios negros […] ciudad del hedor torcido, ciudad rígida entre el aire y los gusanos, ciudad vieja en las luces, vieja ciudad en su cuna de aves agoreras […] ciudad perra, ciudad famélica, suntuosa villa, ciudad lepra y cólera hundida, ciudad.”

Carlos Fuentes, La región más transparente, Fondo de Cultura Económica, México, 1958, pp. 10-11














Boris Viskin

Sin título, 1990

Óleo sobre tela, 138 x 145 cm

Col. Ing. Mario Moreno

“Y todo esto pasó con nosotros. Nosotros lo vimos, nosotros lo admiramos: con esta lamentosa y triste suerte nos vimos angustiados.

En los caminos yacen dardos rotos; / los cabellos están esparcidos. / Destechadas están las casas, / enrojecidos tienen sus muros. / Gusanos pululan por calles y plazas, / y están las paredes manchadas de sesos. / Rojas están las aguas, cual si las hubieran teñido, / y si las bebíamos, eran agua de salitre. / Golpeábamos los muros de adobe en nuestra ansiedad / y nos quedaba por herencia una red de agujeros. / En los escudos estuvo nuestro resguardo, / pero los escudos no detienen la desolación. / Hemos comido panes de colorín, / hemos masticado grama salitrosa, / pedazos de adobe, lagartijas, ratones, / y tierra hecha polvo y aun los gusanos.”

Miguel León Portilla, El reverso de la Conquista. Relaciones aztecas, mayas e incas. Joaquín Mortiz, séptima ed., México, 1983, p. 53








Estrella Carmona

Serie de la industria XVI (Baruch Spinoza y la geometría), 1992

Óleo sobre tela, 200 x 150 cm

Col. Galería Óscar Román

“He aquí mi poema:

Oh ciudad fuerte

y multánime,

hecha toda de hierro y de acero.

Los muelles. Las dársenas.

Las grúas.

Y la fiebre sexual

de las fábricas.

Vrbe:

Escoltas de tranvías

que recorren las calles subversistas.

Los escaparates asaltan las aceras,

y el sol, saquea las avenidas.

Al margen de los días

tarifados de postes telefónicos

desfilan paisajes momentáneos

por sistemas de tubos ascensores.”

Manuel Maples Arce, V R B E. Super-poema bolchevique (1924), en Luis Mario Schneider, El estridentismo. La vanguardia literaria en México, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1999, p. 106




















Daniel Lezama

La pequeña noche mexicana, 2005

Óleo sobre lino, 245 x 198 cm

Col. del artista, cortesía Galería Hilario Galguera

“Nopalera, gigantesca construcción humana y natural, cientos de rincones, kilómetros de muros que tejen una red pétrea, cercando las espinas, conteniéndolas porque, pensándolo bien, tal vez serían ellas las que con su rústica habilidad para sobrevivir, desbordarían sus parcelas, crecerían, avanzarían como una silenciosa armada y acabarían, en un descuido, por invadir la ciudad completa.”

Ana Álvarez, Valentina Rojas Loa y Christian von Wissel, Citámbulos. El transcurrir de lo insólito. Guía de asombros de la ciudad de México, ed. Océano, CONACULTA/FONCA y Cultura sin fondos, México, 2007







Manuela Generali

Polanco, 2008

Técnica mixta, 110 x 160 cm

Col. de la artista

“Cuando los conquistadores españoles llegaron al valle en 1519, abriéndose paso a través de la selva y la sierra del golfo, se encontraron con lo que seguramente ha sido una de las maravillas de todos los tiempos: una enorme metrópoli tan poblada como las mayores de Europa, diseñada, creada y construida desde el fondo del agua, flotando en medio de un vasto paisaje lacustre rodeado de gigantescas cadenas montañosas. Hoy, tras casi medio milenio de desarrollo urbano y al menos cien años de expansión brusca y desordenada, la zona metropolitana cuyo núcleo es la ciudad de México concentra a unos diecinueve millones de habitantes y es uno de los mayores conglomerados poblacionales del planeta, a la vez que uno de los que más problemas plantea a sus habitantes en materia de salud, ecología y urbanismo.”

Mario Schjetnan, “Parque ecológico Xochimilco”, en Peter Krieger (ed.), Megalópolis. La modernización de la ciudad de México en el siglo XX, UNAM-IIE/Instituto Goethe-Inter Nationes, México, 2006, p. 246













Saúl Villa

Historias periféricas XI, 2002

Óleo sobre madera, 20 x 193 cm

Col. del artista

entons empecé a salir muchísimo a la calle me encantaba salir a la calle me sentía fascinado por la ciudad en esa época me parecía la ciudad de méxico la ciudad más cachonda del mundo la ciudad que más se prestaba a coger o sea a que uno cogiera ¿verdad? la que más favorecía las este las relaciones sexuales entons yo decía “no ps si esta ciudad es cachondísima para muestra la torre latinoamericana que es el falo más grande de latinoamérica” porque sí es como un falo ¿te has fijado? es larga larga como cualquier prestas que se precie de serlo y abajo hasta tiene sus huevos cuadrados pues pero huevos al fin y al cabo entons a mí la torre me parecía el falo más grande de américa latina y el palacio de bellas artes la chichi más gorda de todo el continente je y así toda la ciudad ¿no? cada rinconcito tenía un encanto muy particular muy sexual era maravilloso podías coger todo el día todos los días había hay todavía nomás que ahora está más vigilada la cosa había lugares para todas las horas del día en la mañana por ejemplo si querías ligar en la mañana te ibas a cualquier sanborns y ya ¿ves? ligabas o en el metro en la estación insurgentes o en las tiendas de discos también como de nueve a doce o doce y media se ligaba mucho en los baños del puerto de liverpool o en los baños ecuador o en otros baños públicos los finisterre los mina los riviera me acuerdo en especial de los ecuador que eran son increíbles porque es totalmente otra onda o sea ahí ves desde señores que dejaron afuera el galaxie y que nomás van a que les den su piquete hasta albañiles y carpinteros y demás que se van a distraer de sus obligaciones je”

Luis Zapata, El vampiro de la Colonia Roma (1979), Random House Mondadori, México, 2006, pp. 159-160







Paul Birbil

Piccolina, 1998

Óleo sobre tela, 90 x 70 cm

Col. Galería Óscar Román

Domingo 19.—Los vecinos de Tacubaya han pedido la expulsión de su ciudad de una señora muy extraordinaria que los tiene molestos y ruborizados. No es que sea de mal carácter, que los insulte ni que con una bochornosa conducta los desvele mientras baila. Es que, con frecuencia, se quita las ropas y sale a la calle, procediendo al revés del común de las gentes, que se desvisten en sus casas. Sin embargo, la señora no está necesariamente chiflada. Lo que sucede es que se da cuenta de que la tristona ciudad de Tacubaya carece de espectáculos. Ese cine Cartagena, los colegios particulares, la plaza… Es necesario que se alegre la gente, y ella pone la muestra. ¿O querrá ganar fama y gloria? En este caso se ha equivocado de medio. Debe venir cuanto antes a la ciudad, a menos que como el Niño Fidencio, quiera que se le vaya a ver a Tacubaya. Pero aquí tendría mucho más éxito.”

Salvador Novo, “Calendario”, El Universal Ilustrado, año XI, núm. 563, 23 de febrero de 1928, p. 6; en Sergio González Rodríguez, comp. y ed., Salvador Novo. Crónicas y artículos periodísticos, Viajes y ensayos II, Fondo de Cultura Económica, México, 1999, p. 180







Queremos Agradecer


la generosa colaboración de:

Coordinación Nacional de Artes Plásticas del INBA.

Alejandra Correa


Fotografías: Hugo Odón Medina



Este proyecto cuenta con una beca del

Programa de Fomento a

Proyectos y Coinversiones Culturales del FONCA

(2008-2009)



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